jueves, 20 de febrero de 2014

Ha ocurrido

El baloncesto es un juego tan antiguo como el propio mundo. Fue creado (el baloncesto, no el mundo) en el año 1891 por James Naismith, un señor de Canadá que ahora mismo está muerto. ¿Cómo surgió? No lo recuerdo muy bien, yo era muy pequeño cuando todo esto sucedió, pero supongo que sería algo así... 


Naismith tenía una empresa de melocotones. Fabricaba melocotones a un ritmo muy bonito y los metía en cestos de mimbre o de otros materiales de la época. ¿Cuál era el problema? Que Naismith no fabricaba los melocotones, sólo las cestas, y se las vendía a la empresa de melocotones de otro señor que seguramente tendría bigote, como todos los señores de época. 

Cierto día, Naismith se levantó de la cama y tuvo mucho frío, porque a pesar de ser canadiense vivía en el norte de los Estados Unidos de Ámerica. Bueno, el caso es que llegó a sus oídos un rumor que sería el pistoletazo de salida a la carrera de la humanidad... Que se enteró de que las cestas eran reutilizadas, vamos. Cuando los lugareños se comían todos los melocotones pasaba un camión o una cuádriga de la empresa melocotonera y recogía los cestos para llenarlos otra vez del peludo manjar anaranjado que tanto amamos todos. 

-¡Hasta aquí vamos a llegar! -gritó furibundo Naismith en su canadiense natal. 

Y así fue. Naismith estuvo día y noche durante dos horas pensando en una solución para que las cestas no volvieran a las malvadas y suaves manos de los melocotoneros, y aplicando el principio de la Navaja de Ockham, llegó a la más sencilla de las soluciones: crear el baloncesto. 

Pero claro, nadie sabía lo que era el baloncesto, ni siquiera el propio Naismith, porque aún no existía. Se tuvo que inventar las normas desde cero. Naismith, como todos sus coetáneos, era una persona con una imaginación desbordante. Gracias a ella su generación pudo sobrevivir a los dinosaurios y al arca de Noé, y ahora que vivían en paz y en blanco y negro toda esa capacidad de inventiva podía ser usada para cosas más agradables. Y así lo hizo. 

Naismith era profesor de educación física en un instituto o internado o un sitio así, con niños problemáticos y con palos y piedras que no querían correr simplemente porque un canadiense se lo ordenara. Pero todo cambió cuando Naismith los reunió a todos en un gimnasio y puso dos de las cestas que había recuperado de las casas de sendas familias con los estómagos repletos de pulpa naranja sobre unos palos a una altura aproximada de dos varas, cada una de ellas de la mitad de longitud de la altura total de los palos. 

Con un grácil gesto que había estado ensayando mirando su sombra en la pared (en aquella época no existían las cámaras frontales en los portátiles, ni los espejos), se sacó un cerdo de la chistera y explicó las normas de su juego: 

1) Hay dos cestas de melocotones en lo alto de sendos palos ahí y ahí. Quién mate al cerdo se las lleva a casa. 

Los violentos chavales empezaron a correr y a correr detrás del cerdo. El cerdo corría delante de ellos, escapando y gritando ihhhhh, ihhhhhh, ihhhhhh, IHHHHHHHHH. Sus pezuñas hacían chakakakaka sobre el suelo de madera y su retorcida cola botaba graciosamente sobre su rosado trasero. Un niño rubio y corpulento le asestó una dentellada mortal al gorrino y comenzó a destriparlo con quirúrgica habilidad, lanzando las vísceras por encima de sus hombros y regando de sangre y excrementos el pulido suelo de las instalaciones deportivas. 

Naismith aplaudía subido a una silla, deleitándose con la belleza del deporte que acababa de crear. Una niña se le acercó entonces con algo esférico bajo uno de sus brazos, el izquierdo, puede. 

-¿Qué es eso? -dijo Naismith. 
-Es la vejiga del cerdo, señor profesor. La he hinchado con mis pulmones. Bueno, con el aire que de ellos salía a través de mi boca puesta así. 
-Dame eso. 

Naismith le arrebató el balón a la pobre niña y le llamó así, "balón". Eso hizo que en su cabeza una serie de mecanismos empezaran a moverse de forma frenética e hicieran clic, clic, clic. "Balón", pensaba. "Cestos", dijo mentalmente mirando para los cestos, ¿qué si no? "Balóncesto, así llamé a mi deporte, no Mataralcerdoyganardoscestosdemelocotones". 

Y ahora sí, el resto es historia. 

¿Por qué cuento todo esto, os preguntáis, cuando es algo que sabe todo el mundo? Porque quería poneros en situación para contaros algo que sucedió ayer a la noche. Algo que sin la imaginativa de Naismith y la industria melocotonera no podría haber ocurrido jamás. 

Demos gracias a Dios por Naismith, y a Naismith por el baloncesto, porque sin el baloncesto jamás habríamos visto esto:

Cierren el baloncesto: hemos alcanzado su cenit







jueves, 6 de febrero de 2014

Libros: esas cosas con páginas. TOP 5.

¡Hola amigos! 

Heme aquí hoy, además de para poder escribir "heme aquí", para hablar de novelas o libros o como queráis llamarlos en vuestro fuero interno. La pregunta es la siguiente: 

Libros, ¿a favor? ¿o en contra?

Pero la verdadera pregunta es: 

¿Para qué heme aquí hoy realmente? ¿No es acaso esto un burdo intento de algo? Sí. Así que aquí están mis cinco novelas leídas últimamente. Esto no es un top 5. No son las cinco que más me han marcado, ni las cinco novelas imprescindibles que todo el mundo tiene que leer antes de morir. Son las cinco últimas. Nada más. ¿Son buenas? Eso es lo que te gustaría saber, eh, pillín@ (NOTA: soy de esas personas que no saben usar la arroba para evitar poner o/a en las palabras de género masculino/a) 

1. Juego de tronos: "Es que ya me he visto la serie", me decís con vuestra asquerosa voz de repipi. "Es que en libro no salen tetas", os quejáis. Tenéis razón. Si no habéis visto la serie, tenéis que leerlo. Si sí que la habéis visto, podéis evitarlo. La primera temporada es un calco del primer tomo de "Canción de hielo y fuego", de George R.R.R.R.R. Martin. Yo, de ser vosotros, lo leería (de hecho lo leí), pero no aporta demasiados detalles respecto a la serie: conoces mejor a los personajes y hay más detalles históricos (que son falsos, poque nada de esto pasó en la realidad).
Veredicto: si habéis visto la serie podéis empezar por el segundo que no pasa nada, pero allá vosotros con vuestras cosas. Recomendable. Cuatro estrellas. 

2. El invierno del mundo: ¿conocéis a Ken Follett? Pues es de él. La segunda parte de la trilogía The Century (El Centurio) es bastante peor en términos de lo que a mí me ha parecido que "La caída de los gigantes", su primera parte. Aún así, es una buena forma de repasar la historia (esta sí que pasó de verdad, Martin) de una forma amena, llena de estructuras repetitivas y sexo sugerido. 
Veredicto: culpable de poner el piloto automático, amigo Follett. Se deja leer, pero no es nada especial. 

3. Ojos de agua: "Ollos de auga", en el gallego orginal en el que lo escribió el vigués Domingo Villar, es la primera novela del susodicho autor. La segunda igual os suena más: "A praia dos afogados". Típica novela policíaca que tiene como aliciente que transcurre en Vigo y alrededores. Fácil de leer, corta, entretenida pero que deja algo que desear. El segundo intento resultó mucho mejor. 
Veredicto: lee "A praia dos afogados" primero. Si te encanta puedes leer esta como un acto completista, pero no aporta prácticamente información adicional sobre los personajes. 

Vale, ahora pasa una cosa. No recuerdo exactamente si entre "Ojos de agua" y los dos siguientes libros que voy a poner ahora leí algo más. Supongamos que no, más que nada porque como no lo recuerdo tampoco voy a inventarme un libro y deciros si me gustó o no. 

4 y 5. El nombre del viento y El temor de un hombre sabio: "esos son dos, esos son dos",  protestáis con esa voz de nuevo. Sí. Es la historia de Kvothe, el sin sangre, el asesino de reyes; Kvothe, pronunciado Kuouz. Ha decidido por primera vez contar su historia, su fantástica historia, y se ha dado tres días para ello. Estos son los dos primeros. Comparte con Harry Potter que se centra en un personaje, pero éste es mucho más rico, más interesante que el, reconozcámoslo, soso de Potter. Bueno, y la magia ("simpatía" en el universo de Patrick Rothfuss, autor al que se le compara con J.R.R.R.R Tolien y George erres Martin), y el estudio de la misma en una universidad especial. Pero es mucho más. Una prosa rica que juguetea sin miedo con la poesía, sobre todo en los encuentros de nuestro protagonista con Auri, allá en los tejados. Y nos enseña la importancia de los nombres. 
Veredicto: muy recomendados. Seis estrellas. Símbolo de batman. Que los leáis y punto.  

domingo, 2 de febrero de 2014

Guía rápida para ver la Super Bowl como si entendieras del tema (y III)

En pocas horas (no sé cuántas, depende de lo que tarde en escribir esto) empezará la Super Bowl. ¿No estáis supermeganerviosos porque vuestro equipo favorito de todos los tiempos, los Broncos/Seahawks, se va a jugar a cara o cruz el título frente a los Seahawks/Broncos? Deberíais. Habéis seguido esta guía para eso, para amar incondicionalmente a uno de estos dos fantásticos equipos como si hubierais parido a los cerca de 50 jugadores de la plantilla uno a uno. 

El partido empieza con una patada. 

Campo de fútbol americano a escala. En la realidad es muchísimo más grande. 
El punto marrón es el balón. Con suerte, puede pasar lo del siguiente vídeo. 



Lo normal es que lo plaquen por el camino y salga el equipo ofensivo de los que tienen el balón y el defensivo de los otros. 

Los Denver Broncos son el mejor ataque de la NFL. Los Seattle Hawks, la mejor defensa. Además, ambos quarterbacks son bastante diferentes entre sí. Podéis comprobarlo aquí con un gráfico muy interesante que no soy capaz de trasladar a este blog. 

Fijaos en que Peitos ha dado 55 pases que acabaron siendo touchdown por 26 de Wilson. Passing Yards son las yardas avanzadas con sus pases y Rush Yards las yardas avanzadas en carrera. El número negativo significa que a Peitos le han hecho retroceder cuando tenía el balón en las manos, alejándolo de su objetivo y perdiendo yardas. A eso se le llama sack. 

Así se las gasta Manning: 





Los pases de Manning los hace siempre desde el pocket. ¿Qué es eso? Es el hueco que crean sus jugadores ofensivos al bloquear a los defensas que intentan placarle. 
Russell Wilson, sin embargo, es capaz de correr, como visteis en el gráfico. Aún cuando su línea ofensiva falla en su misión de protegerle, es capaz de salir airoso de la situación. Mirad la siguiente imagen. 
Hay un claro desajuste y un defensa contrario va directo hacia Wilson. ¿Qué hace él? Esto: 




Wilson puede hacer cosas como estas: 








Aún siendo capaz de pasar el ataque de los Seahawks se basa más en la carrera. Marshawn Lynch (1,78m/98kg) es su hombre más importante en ese aspecto. 





Pero lo mejor de Seattle es su defensa, como ya dije. Uno de sus mejores jugadores juega de cornerback. Es el encargado de cubrir al mejor wide receiver de los Broncos (el jugador que recibe los pases en largo de Manning). Richard Sherman se llama, y hace cosas así: 





¿Quienes son los favoritos? En principio, los Broncos. El ataque guiado por Manning resulta imparable para casi cualquier equipo, pero si hay alguno que puedo lograr frenar el ritmo anotador de los de Denver esos son los Seahawks. La clave del partido estará en la línea ofensiva de los Broncos, los encargados de bloquear a los defensas rivales y crear el pocket para que Manning lance sus pases con comodidad. Si los Seahawks son capaces de atravesarla y presionar a Peytong tendrán una buena oportunidad de ganar. Si no, al nivel al que está el quarterback de los Broncos, la victoria caerá del lado naranja.